El suceso tuvo lugar cuando ambos hombres practicaban artes marciales en el apartamento de Lozanov. Después del típico intercambio de golpes ambos convinieron que sería una buena idea hacerse con un sable de samurái y lanzarse unos mandobles.
Lozanov alega: “Me dijo que era un experto en artes marciales. Se puso a manejar el arma alrededor de mi cabeza. Yo traté de quitárselo antes de que causara un accidente, y entonces él blandió la katana delante de mí. Creí que le había errado, pero sentí un dolor ardiente y me desmayé. Había atravesado mis pantalones con la espada y me rebanó el pene”.
Cualquiera en sus circunstancias dejaría que su 'amigo' fuese a prisión. Pero este no fue el caso de Lozanov, que luchó luchó para devolverle la libertad. Eso si, a cambio de que buscara un trabajo para compensarle por su impagable pérdida.
“No hay nada que pueda hacer por cambiar lo que sucedió. Es el pasado y ahora tan sólo espero que al ayudarle, él me ayude a mí en el futuro”.
Visto en 'Metro'.
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